Bañandose en la...Cascada?

Saliendo de casa de Shana, pensó en lo que había hablado con ella y con Katsushiro, ok, recordaría no hacer nada estúpido con respecto a Kumiko, mientras pensaba en eso, caminaba sin rumbo, para luego darse cuenta de que había llegado a las afueras de la ciudad y estaba frente a una gran cascada, donde, para su sorpresa, Kumiko se encontraba empapándose.

-¿Qué estas haciendo ahí?-

Preguntó, tratando de no mojarse de nuevo, a una distancia prudente del agua, no era que no le gustara pero, igual y a veces era bonito estar seco.

-Te pregunté por la razón para que estés mojándote así de a gratis-

Dijo, medio frunciendo el ceño, vaya trabajo difícil que tenía con esa niña.

-Umm solo no te quedes mucho tiempo ahí o te arrugarás como una pasita-

comentó sonriendo amablemente, al parecer, Kumiko estaba de mejor humor que el día anterior y eso era bastante bueno.

-Con más razón... de hecho... ¿Cuánto tiempo llevas ya?-

Quiso saber, mientras tanto, se sentó en la orilla, se sacó los tennis y los calcetines y metió los pies apenas, verdaderamente, el agua estaba helada.

Suspiró, ¿Verdaderamente todo lo tenía que hacer él? Se levantó y fue hasta donde Kumiko estaba tan solo para que sin previo aviso o advertencia alguna, la jalara por un brazo para luego levantarla y cargarla como si se tratase de un costalito o algo parecido.

-Pues ya fue mucho-

Dijo caminando hacia la orilla con ella en su hombro.

-Ey, tómatelo con calma ¿si? Eres mi Sacrifice y yo soy tu figther, nos guste o no, además, vendría siendo normal que me preocupe ¿qué no?-

Dijo, bajándola en la orilla y colocándole frente a él, tan solo para que pudiera mirarla directamente a los ojos y hacerla entender, ya se lo había dicho a Shana, que no haría nada estúpido, porque al menos no consideraba aquello como algo estúpido, pensando en eso, sonrió un poco.

-Por nada-

Contestó desviando la mirada, ni pensar siquiera en decirle que había pasado la mañana en casa de Shana planeando como "domarla"

-Pero yo no sé eso-

Replicó, luego sin saber porque, y probablemente, ahora sí, haciendo algo estúpido, jaló de nuevo a Kumiko, esta vez tan solo para abrazarla fuerte, como sino quisiera dejarla ir.

-Tal vez soy raro porque me haces ser raro-

Murmuró sonriendo de nuevo, porque por más loca que su Sacrifice estuviera, al menos ya no se sentía solo estando con ella.

-No importa, de todas formas, ayer me mojé mucho y sigo con vida-

Contestó sin soltarla, al principio, pensó que ella lo golpearía pero cuando la sintió relajarse entre sus brazos, aquello fue un gran alivio.

-Además, de este modo no te dará frío-

Agregó sonriendo levemente y abrazándola un poco más, para protegerla del viento.

-No importa, además, así esta mejor-

Murmuró en un tonito un tanto alegre, pero no era su culpa, el que ella se estuviera portando tan bien con él lo ponía de muy buen humor. La miró de reojo, ella no era ni por asomo parecida a su hermana pero, con ella ya no se sentía solo y, al menos por momentos así, estaba dispuesto a protegerla de todo y todos.

-Sip, pero igual te dije que ya estabamos a mano-

Murmuró, suspirando después, la última vez que había visto a su hermana con vida había sido la noche que ella le había quitado sus orejas, y aun recordaba que se había despedido de él con un beso; entonces pensó si se sentiría igual besar a Kumiko que como se había sentido con su hermana.

Se movió tan solo lo suficiente, Kumiko parecía distraída y relajada, aprovechó eso para acercarse a su rostro y sin siquiera dudarlo, junto sus labios con los de ella, probablemente después ella lo golpearía pero al menos sabría que había valido la pena porque aquello era completamente diferente a como había sido con su hermana.

Ok, ahora el que estaba en shock era él, Kumiko no le había pegado, de hecho, le estaba correspondiendo el beso, continuó besándola sintiendo que se estaba sonrojando igual, a lo mejor debía detenerse pero, extrañamente no podía, o más bien, una parte de su conciencia le pedía que no lo hiciera.

Pero después de unos instantes más de mantener el beso, con cuidado se apartó y suspiró, sintiéndose como un aprovechado.

-Yo... lo siento... si... si quieres puedes golpearme-

Murmuró sin saber exactamente porque.

Espero pero no hubo golpe, ¿Tanta suerte tenía? De verdad que no se lo podía creer, suspiró un tanto aliviado por ello pero aun así no se acercó mucho de nuevo a ella.

-Me-mejor vamos a otro sitio para secarnos-

Dijo, evitando mirarla, sintiendo que se sonrojaba más

-Mi casa esta cerca, si quieres podemos ir ahí-

Ofreció, aunque a su parecer, de nuevo estaba tentando a su buena suerte.