Paseando

Al ver como los dos cerraban los ojos y quedaban sumidos en sus pensamientos, Katsushiro optó por no hablar, asi que se dirigio a una piedra que estaba a escasa distancia de él y se sentó, luego comenzo a acariciar a su mascota

Sintió los pasos de Katsushiro alejándose mientras que el dolor de cabeza incrementaba, acompañado de mareo y hasta un poco de nauseas, ¿Sería que algo le había hecho mal? Ignoró eso y se dio la media vuelta, quedando de costado en dirección a Kumiko.

-Creo que vomitaré-

Murmuró con cierto pesar, vaya, no recordaba la última vez que se había enfermado.

-No sé, no me siento bien, eso es todo-

Contestó, ni siquiera se ocupó de abrir los ojos, solo se quedó ahí quietecito casi rezando porque se le pasara el malestar.

-A lo mejor perdí mucha sangre-

Murmuró para sí mismo, recordando la herida en su mano.

Extendió su mano apenas y se acomodó mejor en el césped, de verdad, su cabeza le dolía horrible y el estomago... mejor ni mencionarlo.

-No, no tenía intención ni ganas de contestar preguntas sobre porque tengo la mano así-

Contestó en un murmullo.

Dejó que Kumiko inspeccionara su mano mientras que él solo se limito a estarse quieto en el césped, era lo mejor que se le ocurría, eso si consideraba que su cabeza daba vueltas y le daban más nauseas, ni hablar de su estómago, mejor se quedaba quieto ahí con los ojos cerrados sintiendo el tacto agradable de la fría mano de Kumiko.

-No sé si lo has notado pero... eso no es precisamente una venda, en realidad, es parte de la camisa de Shiro-

Comentó, después simplemente suspiró.

Abrió un ojo para ver el medicamento que Kumiko le ofrecía y luego lo volvió a cerrar.

-No creo que sea recomendable, además, no me duele-

Murmuró, vaya, ¿Quién diría que ahora su Sacrifice le daba ordenes?

-Mentira... solo aun no me he adaptado bien a este lugar-

Replicó, tomándose las pastillas que Kumiko le ofrecía y acomodándose de nuevo en el césped.

-Gracias... por ayudarme aun cuando me odias-

Murmuró sonriendo levemente, sintiendo como su mascota se acurrucaba cerca de él.

-Seguro que si... en realidad ni siquiera estaba del todo consciente de que estaba sangrando, ya dije, fue Shiro quien se hizo cargo-

Contestó, se acomodó mejor, esperando a que el dolor de cabeza y el mareo se le pasaran, sintiendo a su mascota acercarse más a él.

-Perdón por dejarte... yo... me sentí mal por lo que dijiste sobre mi ego... no... no fue por eso-

Murmuró apenas.

El muchacho oyó su nombre y algo sobre una remera e instintivamente miro su remera la cual estaba rota y se habia olvidado de ello

Uhm... mejor los dejo solos... suerte ustedes dos n.n"

Se levanto del lugar donde estaba sentado y volvio a dirigirse hacia donde se suponia que estaba su casa con el aguila en su hombro... preparado para perderse otra vez...

-Pero yo no quiero que sea así-

Replicó en no más que un murmullo.

-No cuando podría ser diferente-

agregó.

-De verdad, perdóname-

-Esta bien entonces... no voy a forzarte a nada que no quieras-

Murmuró, soltando después un suspiro, debía admitirlo, si ella no lo perdonaba, seguramente pasaría mucho tiempo antes de que pudiese sacársela de la cabeza, conociéndolo, el número de lesiones en su persona iba a incrementar y seguramente volvería al mismo estado sombrío en el que había entrado cuando su hermana murió; increíble pensar que en tan poco tiempo Kumiko se hubiera vuelto tan importante para él.

-Haz lo que gustes... solo ten cuidado... sino nos volvemos a ver... solo cuídate mucho-

Agregó, al menos ya no le dolía tanto la cabeza, un poco más y podría irse a dormir a cualquier sitio porque... definitivamente, no quería volver a una casa vacía.

Abrió los ojos sorprendido por las repentinas acciones de Kumiko más sintiendo que su gabardina comenzaba a estar húmeda, la verdad, no había esperado que todo aquello estuviera pasando, no cuando solo podía pensar en que su Sacrifice lo odiaba.

-Perdón... te soy tan molesto que hasta te he hecho llorar, parece que de nuevo estorbo-

Murmuró, de nuevo cerró los ojos y continuó esperando sentirse menos mal, aunque era más que obvio que nada le quitaría la culpa por hacer llorar a Kumiko.

-¿Eh? Pero creí que tu eras la que no quería nada conmigo... diciendo eso de que soy una molestia, como si... como si me odiaras profundamente-

Murmuró, en realidad, de nuevo tenía ese tonto pensamiento de que nunca iba a entender del todo a la mujeres, menos a Kumiko...

-Por eso creí que lo mejor era que te dejara en paz... en realidad yo no quiero dejar de verte...-

Agregó, suspiró hondo, al menos el mareo ya casi se le pasaba.

-Umm... me lo dices a cada rato... idiota, molestia y varios derivados más, supongo que porque sabes que no me puedo escapar de ti-

Dijo, se dio la vuelta con cuidado y un tanto temeroso rodeó con sus brazos a Kumiko, ¿debía de considerar eso como una reconciliación? porque si eso era, esperaba que no volvieran a distanciarse por nada.

-Perdón por ser idiota-

Murmuró en tono cansado.