Casa De Shin

Casa De Shin:

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Habitación De Shin:

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Después de correr bajo la lluvia por un buen rato, por fin había llegado a casa,tal y como lo había imaginado, al entrar lo primero que había visto era una nota en el recibidor, efectivamente, sus padres estaban de viaje de nuevo y lo habían dejado solo, era hasta cierto punto, mejor así, ya que no estaba del todo acostumbrado a que lo trataran de "amo", "joven" o "Señorito".

Aunque igual, después de su loco día, estar solo se sentía un tanto extraño pero decidió ignorar dichos pensamientos, mejor se fue directo a su habitación donde se secó y se cambió de ropa por algo más cómodo, unos pans negros, una camiseta gris y una camisa negra encima. Luego fue a tirarse a su cama donde después se acomodó pensando en si dormirse era lo mejor o... se dio la vuelta y jaló su laptop de la cómoda junto a su cama, la abrio y la encendió, igual y con eso se entretendría un rato.

-Tal vez debería revisar si hay algún nuevo CD- dijo para si mismo.

Después de un rato encontró un nuevo CD de una de sus bandas favoritas y se puso a descargarlo, aunque mientras hacía eso, se distrajo con la nada y al final, distraído y con el sonido de la lluvia de fondo, terminó quedándose dormido luego de unos minutos...

Despertó al sentir la luz del día dándole casi de lleno en el rostro, se talló los ojos y bostezó con pereza mientras se estiraba un poco y rememoraba los hechos, dándose cuenta de que se había quedado dormido y había olvidado apagar su laptop, se movió apenitas tan solo para apagarla y suspiró, meditando si debía volver a dormirse o no, aunque por el sol que hacía, ya debía de ser más de medio día.

Al fin, de mala gana se levantó, camino medio dormido hasta el baño y del mismo modo, luego de uno que otro lío, se metió a la ducha; al salir y luego de secarse se puso unos jeans negros, una camiseta del mismo color y una camisa gris, apenas si se peinó el cabello, luego de terminar de arreglarse bajo corriendo a la cocina en donde recargó sus suministros de dulces tomó una simple tostada como desayuno y después salió de casa dispuesto a pasar el día vagueando de nuevo.

Aunque luego lo reconsideró, recordando la manera en que se había comportado el día anterior en casa de Shana, ella había sido muy buena con él y él simplemente había hecho el tonto, tal vez debía de ir y disculparse, pensando en eso, aceleró sus pasos en la dirección que recordaba, se encontraba la casa de Shana...

Llegaron hasta la casa, donde luego de abrir la puerta, permitió que Kumiko entrara primero, dejó las cosas de ambos en el recibidor y se volvió a mirar un momento a su Sacrife, pensando en lo qué debería hacer...

-Espera aquí un momento, iré por unas toallas y algo seco para que te cambies-

Dijo, luego se dio la vuelta y se apresuró a ir hacia el 2do piso de su vivienda...

Después de conseguir algunas toallas en el baño, se dio cuenta de un gran problema, no podía darle su ropa a Kumiko para que se cambiara, la ropa de su madre tampoco era una opción y... entonces lo único que le quedaba era entrar al que había sido dormitorio de su hermana, suspiró resignado a ello, caminando los pasos que le faltaban para llegar, la sensación que tuvo fue de estar irrumpiendo en un sitio prohibido, pero incluso lucho por apartar ese pensamiento de su mente.

Caminó a prisa al interior de la habitación y de ahí al armario, evitando a toda costa detenerse, abrió el armario y el perfume de su hermana le llegó enseguida, se sintió peor, tomó entonces un par de prendas del armario, lo cerró y luego salió corriendo de ahí.

Bajó de regresó al recibidor y mientras hacía eso se ocupó de ver lo que había tomado, un sencillo vestido blanco de tirantes con un listón azul rey en la cintura, uno de los favoritos de su hermana pero, igual y no podía seguir aferrándose de ese modo, sacudió la cabeza y entró al recibidor.

-Toma, el baño esta al final del pasillo- dijo, entregándole un par de toallas a Kumiko y el vestido, nuevamente empacado.

Se sorprendió ante la repentina cercanía de su Sacrifice, pero no hizo nada, tan solo se quedó quieto y desvió la mirada.

-Si... pero no se puede evitar- murmuró.

-Que esté así... recordar me hace mal a veces- contestó, no estaba del todo seguro de sí debía de profundizar en el tema, después de todo, Kumiko podría reaccionar de mal modo igual que el día anterior.

De repente se sintió asustado, su Sacrifice estaba siendo demasiado buena con él y no sabía cuanto iba a durar eso, aun así, tenerla tan cerca, abrazándolo de ese modo y murmurando esas palabras, lo hizo sentir mejor, correspondió al abrazo y suspiró con cierto cansancio y tristeza.

-Tal vez... pero... me gustaría que todo eso nunca hubiera pasado- murmuró, si, siempre había pensado que de poder, evitaría a toda costa perder a su hermana, evitaría que su familia se alejara del modo en que ahora estaban.

-A lo mejor te pegué lo raro- contestó sonriendo levemente, estando así triste, Kumiko había logrado hacerlo sonreír, verdaderamente, las cosas con su sacrifice estaban mejorando.

-Pero... me agrada que te comportes así- agregó abrazando a su sacrifice un poco más fuerte, para sentirla todavía más cerca.

-No es tan malo, ya dije, me agrada que te comportes así- dijo, sonriendo un tanto más, abrazándola de tal modo que pareciera que nunca quisiera dejarla ir y es que, recientemente estaba sintiendo eso, que no quería que su sacrifice se fuera de su lado nunca porque no quería volver a sentirse solo.

Al escuchar a Kumiko estornudar recordó de repente que ambos aun estaban mojados y que ella podía bien resfriarse, soltó su abrazo y tomó una de las toallas que le había dado, se la puso en la cabeza y comenzó a secarle suavemente el cabello.

-Pero mira que par de tontos, si sigues así te resfriarás, mejor ve a secarte y cambiarte- dijo en un tonito un tanto divertido mientras continuaba secándole el cabello.

Se rió un poco ante lo dicho por Kumiko, tenía toda la razón, luego la vio irse, sonrió inconscientemente, luego se dio la vuelta y subió corriendo al segundo piso, a su habitación, a cambiarse también.

Se apresuró en secarse el cabello lo mejor que pudo luego rebuscó en su armario por algo que ponerse, escogiendo unos jeans azul claro, una camisa gris y una sudadera negra, se cambió a prisa, peinó un poco su cabello y una vez listo, bajó corriendo de nuevo al recibidor, casi barriéndose por el piso.

-A lo mejor estoy volviéndome más raro- murmuró para si al notar todo lo que acaba de hacer apresurado con tal de que cuando su Sacrifice volviera, no se encontrara con que el no estaba ahí.

-Claro que no- contestó haciéndose al tonto, desviando la mirada y sintiendo como sus mejillas comenzaban a sonrojarse al haber sido pillado en plena carrera.

Se sintió estremecer por tan repentino acto, retrocedió un paso, notando que sus mejillas se sentían más cálidas, seguramente el sonrojo en su rostro era más que evidente, pero es que... su Sacrifice conseguía ponerlo nervioso tan fácilmente como conseguía terminar con su paciencia.

-Yo... yo corro todo el tiempo- tartamudeó, infartándose después al notar tal hecho.