Casa de Kumiko

-Mucho mejor- murmuró complacido con el silencio de la chica. Luego se sentó en el piso y se puso a mirar a todos lados con gesto distraído.

Escuchó a Kumiko hablando por teléfono, tal vez también debería de llamar a su casa pero, no tenía caso, seguramente sus padres habrían salido de viaje, lo único que quedaba era, o llamar para que el chofer lo fuera a recoger o irse por su propia cuenta pero, la verdad, aunque le gustara la lluvia, no quería mojarse de nuevo.

-Que lata- murmuró para si mismo.

-No me refería a ti- corrigió

-Pensaba en la lata que será ir a casa más tarde- explicó

-Y dale con eso, yo me comporto mientras tu hagas igual, te lo dije antes- chistó un tanto fastidiado de que Kumiko siguiera con la misma mala actitud.

-Aburrido- murmuró, ¿qué no hacía nada más interesante que ver TV? pensando en aquello mejor rebuscó en sus bolsillos por su ipod, tan solo para que cuando lo halló y trató de encenderlo se dio cuenta de que había muerto con toda la lluvia -Demonios- masculló, ahora tendría que comprarse otro.

-Puede ser- contestó como si nada, pensando en si aceptar el ofrecimiento de Kumiko o no, al final decidió quedarse así, era eso o arriesgarse a escuchar algo que no le gustara, miró por la ventana, seguía lloviendo ¿cuánto tiempo tendría que quedarse ahí? estaba rezando porque no toda la noche ¿Kami podía ser tan malo con él? seguro que no.

-Me imagino, es probable que de pequeño yo le haya dado la misma lata a mi hermana, no lo recuerdo- comentó jugando con su descompuesto ipod, a lo mejor solo era cosa de secarlo por dentro y ya.

-No lo sé, ya dije, no lo recuerdo- contestó, tratando de ignorar la insistencia de Kumiko por considerarlo una molestia.

-Supongo que le di lata hasta el final- agregó suspirando medio desanimado.

Silencio... ni un comentario malicioso sobre lo "molesto" que era, vaya, eso había sido extraño, se podría decir que ya se estaba acostumbrando a que lo tratara de modo emm... cómo decirlo, malo. La miró de reojo, parecía concentrada en su laptop, tal vez no debía de molestarla más, se levantó del suelo y se acercó a la primera ventana que vio, seguía lloviendo, para su mala suerte pero, ya se había mojado una vez ¿no? entonces podía mojarse de nuevo.

-Tal vez sea mejor que me vaya, seguro te molesto demasiado- dijo, aun mirando abstraídamente la ventana.

-No es necesario, puedo irme por mi cuenta- contestó, sacando después uno trozo de papel y un boligrafo donde se apresuro a escribir antes de acercarse a Kumiko y dejarlo a su lado -Mi dirección y mi número, por si se te ofrece algo, aunque lo dudo, como te molesto tanto- dijo mirándola de reojo mientras comenzaba a salir como si nada de la habitación de su sacrifice.

-Si, supongo, hasta... hasta nunca creo- contestó como despedida, luego sin esperar más respuesta se fue corriendo de ahí sin mirar atrás, ya era hora de volver a casa, una casa vacía...